11 Septiembre 2022. 24º Domingo Tiempo Ordinario, Ciclo C. Lc 15,1-32
Jesús hoy, con sus parábolas, nos cuestiona y pone en camino... ¿nos atrevemos a comer con pecadores? ¿vamos en búsqueda de nuestra oveja perdida? ¿acogemos al hijo o al hermano que vuelve arrepentido?
Escribe tú también tu oración. A continuación, la oración del vídeo.
Padre, hoy te pido perdón porque como los escribas y fariseos yo también he creído saberlo todo, me he vuelto arrogante.
Me he dejado llevar por esta sociedad que, en nombre del progreso y el bienestar de unos pocos divide y excluye. Que se cree con poder para juzgar y separar a un lado a los cumplidores de la ley y al otro a los pecadores.
Te pido perdón porque tantas veces soy más la hija pródiga que la madre que acoge, la hermana envidiosa que la que se regocija en el reencuentro…
He cometido el mayor de los pecados a tus ojos, el desamor. Pero me arrepiento de corazón.
Creo en el Dios de Jesús, en el que cada día hace nuevas todas las cosas.
En el Dios que es como una mujer que busca la moneda que se le perdió, como el pastor que busca a su oveja descarriada, y no paran hasta encontrarla.
Creo en el Dios que es como un padre bueno que espera a la puerta de casa al hijo que se marchó y se perdió.
Creo en un Dios que me busca, que nos busca y desea para todas las personas una vida feliz y dichosa. Que sale corriendo a abrazarnos cuando volvemos a casa, que es feliz cuando nos encuentra.
Creo en un Dios que busca siempre a los que se perdieron, a los que perdimos porque los abandonamos en el camino.
Creo en ti Padre, Dios de misericordia, Dios de amor.
Ayúdame a hacer como Jesús, a invitar a mi mesa a quien creo lejos, perdido, aborrecido… Ayúdame a seguir el ejemplo de quien celebra el encuentro y el reencuentro. Ayúdame a volver y a no caer en la tentación de desamar.
Te quiero.
