Un leve haz de luz es suficiente para orientarnos, sin que por ello podamos evitar los tropezones y caídas en el camino. La luz permite que veamos y nos maravillemos de la vida que nos rodea; la luz transmite también alegría y ganas de vivir. El Hijo de Dios nació entre los sombríos y ensombrecidos, para dar luz al mundo y mostrar su auténtica belleza. Esa es la extraña sabiduría de Dios.
3 Enero 2016. 2º Domingo de Navidad. Ciclo C. Jn 1,1-18
- Categoría
- Tiempo de Navidad
- Palabras Clave
- oscuridad, orientar, nacimiento, pesebre, penumbra, plenitud, Eve Goodman
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