22 Marzo 2020. 4º Domingo de Cuaresma, Ciclo A. Jn 9,1-41
El Reino de Dios comienza en los ojos del que mira... esa es una de las grandes enseñanzas de Jesús: mirar la vida con los ojos del corazón. Es una mirada atenta y trascendente, honda. Que des-cubre la realidad: oscura, injusta, excluyente... llena de empobrecidos que merecen el amor del Padre y Madre Dios, los primeros.
¿Cuántos ciegos conocemos? ¿Cuántas veces somos nosotros mismos quienes sufrimos la ceguera?
Jesús ayuda al ciego de nacimiento a ver...profundamente, a creer. Pero abre muchos más ojos. Lo hace en sábado, los fariseos dudaban, estaban divididos... Expulsan al ciego pero Jesús le acoge y le revela su misión... La dignidad es y sigue siendo revolucionaria.
En este camino de Cuaresma que llega a su fin es momento también de limpiar nuestra mirada. Dejar atrás los ojos con los que ve esta sociedad deshumanizada y deshumanizadora; y aprender a ver con los ojos de Jesús. Y así, como el ciego afirmar .