13 marzo 2016. Domingo 5 Cuaresma. Ciclo C. Juan 8,1-11
Que fácil y que injusto puede ser apelar a la ley para condenar a tantas personas marginadas. Frente a tantos enjuiciamientos y condenas fáciles, Jesús nos invita a no condenar fríamente a los demás desde la pura objetividad de una ley, sino a comprenderlos desde nuestra propia conducta personal y actuar con valentía ante las injusticias que presenciamos. Cuando no se defienden los derechos de las personas, se pierde la dignidad. Lo que muchas personas necesitan no es la condena de la ley sino que alguien les ayude. Antes de arrojar piedras contra nadie, hemos de saber juzgar nuestro propio pecado.